Dirigir una empresa está directamente relacionado con el crecimiento. Un crecimiento de las ventas de 27%, ¡suena orgulloso! Y este es el tipo de resultados que prácticamente cualquier empresario puede conseguir si cree que la fragancia realmente ayuda a vender su marca.
El hombre es un ser emocional que sólo se guía hasta cierto punto por el frío cálculo. Percibimos el mundo a través del prisma de nuestras creencias, las ideas que hemos oído y nuestros sentidos. La vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato son los que nos ayudan a experimentar la vida, y en el pasado han sido una de las bases de la supervivencia de la especie humana. Aun así, muchos empresarios temen apostar por la experiencia del cliente con la empresa en un contexto más amplio.
Hoy en día, las ventajas competitivas están aún más determinadas por los detalles. El acceso a la tecnología, así como a los procesos de producción, está más extendido que nunca, por lo que los detalles determinarán por qué los consumidores eligen su marca.
Qué aspecto tiene su sede, qué representan las personas que primero entran en contacto con el cliente. Muy importante, y quizá aún más, son las impresiones no verbales. Es la música que llega a nuestros oídos, lo que sentimos cuando cruzamos las puertas de la empresa. ¿Son todos estos elementos coherentes entre sí? Por eso el aroma desempeña un papel tan importante en el proceso de creación de marca.
Una vez que nos hemos ocupado de la esfera emocional y hemos creado una buena primera impresión, hay que mantenerla. A veces, los vendedores profesionales de perfumerías de marcas reconocidas en toda Europa cometen un error básico en la comunicación con el cliente: se refieren directamente al producto, es decir, a la fragancia, en lugar de preguntar por las sensaciones que produce oler una nota de fragancia concreta.
Esto echa por tierra todo el intrincado efecto creado al principio, ya que la mayoría de los clientes se sienten perdidos en este punto y no saben muy bien cómo deben responder a una pregunta tan mal formulada. En este ámbito, podemos perder la oportunidad de cerrar el trato. Por tanto, al seleccionar una fragancia para su marca, preste atención a la memoria olfativa.
La memoria olfativa es un proceso fenomenal porque permanece constante a lo largo de toda la vida. Basándose en los aromas que percibimos, nuestra mente puede evaluar el peligro, aunque sólo sea en forma de olor a gas, o recordar momentos maravillosos junto al océano cuando olemos el aroma de la brisa marina.
Por eso hay que centrarse en las impresiones positivas a la hora de elegir una fragancia para su marca, porque las experiencias verbales y no verbales crearán en la mente del cliente los anclajes descritos en psicología -la empresa X es muy buena y simpática-, aunque, pensándolo bien, no sepamos muy bien por qué pensamos así.
"Como criaturas emocionales que se guían en parte en su vida por el lado racional de su mente, confiamos sobre todo en instintos muy primarios. En la creación de marcas, la conciencia del potencial de las fragancias ayuda a desarrollar una ventaja competitiva única frente a otras empresas. Al mismo tiempo, las especificidades de cada sector son tan singulares que prácticamente la mayoría de las empresas pueden utilizar sus propias líneas de fragancias como seña de identidad de su negocio", afirma Waldemar Stasiak, presidente de ELiX.